Fuerte suba de los casos de hepatitis A en Argentina: síntomas y quiénes deben vacunarse

En el primer semestre del año, se registraron casi la misma cantidad de contagios que en todo 2024. El grupo etario más afectado fueron las personas de entre 20 y 39 años. También hay otros cuatro tipos de la enfermedad.

El Ministerio de Salud alertó que durante el primer semestre de 2025 se registraron 69 casos de hepatitis A en Argentina, lo que estuvo muy cerca de los 70 contagios contabilizados durante todo 2024. Se trata de una enfermedad que parecía apartada de la agenda pública, pero que ahora volvió a posicionarse entre los temas sanitarios que requieren mayor atención.

La cartera encabezada por el ministro Mario Lugones detalló en el Boletín Oficial que la ciudad de Buenos Aires y la provincia de Salta fueron las más afectadas por la hepatitis A en los primeros seis meses de 2025, con 13 casos. Luego, se ubicaron las provincias de Buenos Aires y Córdoba (11) y Santa Fe (5) como las jurisdicciones con mayor incidencia.

En tal sentido, el ministerio advirtió que 38 contagios en el primer semestre de 2025 correspondieron a personas de entre 20 y 39 años, 17 a menores de 20 y los 14 restantes a mayores de 40. Ante esta situación y en el marco del Día Mundial contra la Hepatitis que se celebra cada 28 de julio, los especialistas consultados por C5N alertaron que el grupo etario más afectado cambió con respecto a los últimos años, debido a que anteriormente la mayoría de los pacientes notificados eran niños.

La hepatóloga del Sanatorio San Carlos de Bariloche, María Florencia Orellano, explicó a C5N en qué consiste la hepatitis y recordó que hay varios tipos: «La enfermedad se produce cuando el hígado se inflama. La hepatitis A es infecciosa y generalmente se cursa de manera aguda. Los contagios se producen vía fecal oral o por relaciones sexuales. Este aumento de casos es un brote epidemiológico porque superan lo esperado para un periodo de tiempo».

«El período de síntomas es de entre 15 y 45 días y después, en general, se resuelve. Los pacientes que la tuvieron quedan con inmunidad de por vida, pero en general, no se dice que se cura porque muchas veces queda en reservorios extrapáticos y se puede reactivar después de años con quimioterapias u otros tratamientos», agregó por su parte la hepatóloga Romina Lucero, de la obra social Luis Pasteur.

Los síntomas de la hepatitis A, el diagnóstico y el tratamiento

Las médicas coincidieron en que los principales síntomas de la hepatitis A son vómitos, náuseas, fiebre, dolor abdominal e ictericia, que es la coloración amarillenta de la piel. En algunos pacientes puede estar acompañado por una orina oscura o materia fecal clara. No obstante, varios casos son asintomáticos.

En tanto, Lucero explicó el procedimiento para detectarlo: «Se diagnostica por una prueba de laboratorio. Esto se hace en sangre, se piden anticuerpos de hepatitis A, B y C. Si alguno da positivo, se deriva al especialista para hacer exámenes más profundos, como de cargas virales y genotipos, porque cada hepatitis tiene un genotipo y se comporta de manera diferente».

También marcó que la mayoría de los pacientes se recuperan normalmente, aunque con un largo periodo de recuperación: «En general, una persona con hepatitis A evoluciona bien. El virus está en el cuerpo durante un tiempo y se excreta con la orina, la saliva o la materia fecal. Puede llevar a varios días en cama, baja de peso y decaimiento».

«En muy pocos casos se puede llegar al punto de requerir un trasplante hepático. Desde hace más de 20 años que esto no se observa por la ayuda de la vacuna. Sin embargo, si el virus continúa en el cuerpo por un tiempo más de lo habitual, se indica un tratamiento», añadió.

La alerta por el aumento de casos y la prevención

Por otro lado, las especialistas explicaron el motivo por el cual se incrementaron los contagios durante los primeros seis meses de 2025. «Estos brotes específicos se vinculan con gente que no se vacunó, además de, probablemente, prácticas sexuales y viajes a países endémicos como Bolivia, siendo susceptibles», señaló Orellano.

«Donde una persona tiene hepatitis A, luego hay otras cinco por el contagio. Hay que lavar las manos, limpiar depósitos y las casas deben tener un adecuado manejo de excretas, porque si no, los no vacunados o los que no tuvieron hepatitis A en su infancia, pueden enfermarse. Si eso no se cumple, los casos aumentan», expresó Lucero por su parte.

Asimismo, Lucero expuso que, en principio, prevé que los contagios disminuirán en el resto del año: «Con la tendencia epidemiológica actual, quizás puede llegar a haber menos casos porque cuando la OPS o la OMS emite una alerta, la idea es reforzar las medidas para prevenir contagios, como aislamientos e internaciones».

En tal sentido, Orellano añadió: «Entiendo que cuando aparecen estos brotes, en general la gente toma conciencia y además hay vacunas, por lo que creo que no subirán».

La importancia de la vacunación contra la hepatitis A y los que deben aplicársela
La vacuna contra la hepatitis A fue incorporada al Calendario Nacional de Vacunación en 2005. El Ministerio de Salud señala que se aplica una única dosis al primer año de vida, que alcanza entre un 95% y 99% de efectividad al mes.

La cartera sanitaria también sugiere administrar dos dosis en varones que tienen relaciones sexuales con otros varones, mujeres trans, trabajadores sexuales, personas con desórdenes de la coagulación o enfermedad hepática crónica, personal de laboratorios expuestos al virus, trabajadores gastronómicos, de maestranza que maneja residuos y servicios sanitarios, trabajadores de jardines maternales que asisten a niños menores de un año y personas que viajan a zonas de alta o mediana endemia.

En este marco, Lucero destacó los efectos de la inoculación. «Casi anuló la presencia de la enfermedad en los últimos años», subrayó.

Sin embargo, la hepatóloga de la obra social Luis Pasteur remarcó una baja en la cantidad de vacunaciones: «Según estudios de la Sociedad Argentina de Gastroenterología y la Sociedad Argentina de Hepatología, disminuyó mucho el acceso a las vacunas. Hay personas que no se la aplican en el primer o segundo año de vida, sino de adultos».

En esta línea, Orellano advirtió por los precios de las inmunizaciones para los adultos: «Para ellos, es de dos dosis y la puede indicar cualquier médico. Los adultos que no integran los grupos del calendario de vacunación sí tienen que comprarla y es cara. Cuesta alrededor de $100 mil por dosis. Solamente hay vacunas para la hepatitis A y B. Para la C no existe».

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